sábado, 8 de noviembre de 2014


La durabilidad de los productos que utilizamos es muy importante desde el punto de vista ambiental, hasta la segunda mitad del siglo pasado los equipos y bienes de consumo se consideraban algo que debía durar ya que se invertía mucho dinero en ellos y debían estar en uso tanto tiempo como fuera posible. Pero fue en los años XX del siglo pasado cuando se empezó a fraguar lo que conocemos en la actualidad como la obsolescencia programada.
Podemos definir la obsolescencia programada como el intento por parte del fabricante de un bien de reducir el ciclo de vida de un producto para que el consumidor se vea obligado a adquirir otro similar.



·   Obsolescencia de función: Se da cuando un producto sustituye a otro por su funcionalidad superior.
·      Obsolescencia de calidad: Se da cuando el producto se vuelve obsoleto por un mal funcionamiento programado.
·   Obsolescencia de deseo: Ocurre cuando el producto, aun siendo completamente funcional y no habiendo sustituto mejor, deja de ser deseado por cuestiones de moda o estilo, y se le asignan valores peyorativos que disminuyen su deseo de compra y animan a su sustitución.

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